La presión para generar cambios en la dirección correcta.
La situación económica
empresarial actual nos obliga a generar cambios empleando un pensamiento
constructivo que nos mueva la perspectiva desde la cual analizamos los
acontecimientos. Deberíamos observar los problemas a los que nos enfrentamos
desde una perspectiva diferente aportándonos nuevas posibilidades y fomentando
la creatividad como herramienta para alcanzar el éxito y la innovación.
La mayoría de las preocupaciones
empresariales se centran en la inmediatez de cómo ajustar la cuenta de
resultados de modelos empresariales rígidos, con una reducción de gastos y un
incremento de los ingresos, pero la velocidad a la que evoluciona el mercado y
las exigencias de los clientes hace necesario planteamientos diferentes a los
tradicionales que posibiliten nuevas soluciones.
Inventarse desde dentro de la organización.
El valor de una organización
consiste en el valor de sus activos tangibles e intangibles pero estos últimos y,
especialmente el talento, no está recogido en los sistemas tradicionales de
contabilidad, ni en los instrumentos de control de gestión.
Las empresas europeas no podemos
competir vía costes por lo que tendremos que competir en el valor añadido que
podamos ofrecer al mercado y que éste a su vez, nos lo reconozca. En esta
situación apoyémonos en las personas que forman parte de la organización,
generando las condiciones necesarias para que aporten todo su potencial al
servicio del proyecto empresarial.
Lo complejo es cómo reinventar un
proyecto maduro. Para ello pensemos en las oportunidades que nos generaría si
tuviésemos la oportunidad de empezar de nuevo el proyecto empresarial pero
aprendiendo del conocimiento y experiencia que tiene ya la empresa, ¿Cómo nos
organizaríamos?, ¿Qué mantendríamos?, ¿Qué suprimiríamos?, ¿Cómo nos
relacionaríamos y daríamos respuesta a nuestros clientes? Este es un ejercicio
claro de flexibilidad e innovación que para su realización requiere haberse
liberado de las rigideces del modelo.
Mi propuesta de valor, en un
contexto donde lo fácil es acogerse a la moda actual del “ajuste” traducido
como reducción de plantilla, es utilizar el talento de los profesionales que forman
parte de la empresa para generar nuevas soluciones que nos posibiliten acceder
a nuevos mercados, ofrecer nuevas soluciones, generar nuevos productos y en
definitiva, generar nuevos recursos o propuestas de valor que aseguren el crecimiento.
Inventarse de nuevo.
La empresa como organización de
personas que persigue el beneficio económico debe poner el acento en la gestión
del talento que la moviliza, es decir, en aquellos profesionales capaces de
conseguir el objetivo por sus conocimientos técnicos, por sus competencias desarrolladas,
así como por sus actitudes, motivaciones y el compromiso con el proyecto
empresarial.
Si la innovación empresarial
significa la generación de valor al mercado y por tanto determina nuestra
competitividad, potenciemos la generación de nuevas ideas y el proceso de
gestión en la organización.
Como consecuencia de lo anterior preocupémonos
más por los mecanismos de pensamiento de nuestros colaboradores. El potencial
lo tenemos cerca, trabajemos las fuentes de creatividad del entorno empresarial
(empleados, clientes, proveedores) y explotemos al máximo la habilidad humana
para producir nuevas ideas para cambiar aspectos del trabajo que mejoren los
procesos habituales de funcionamiento.
Construyamos
a largo plazo con un pensamiento estratégico, donde las decisiones a corto
plazo respondan al proyecto y no sean fruto de la presión para crear un plan de
contingencias. Tomemos en cuenta al talento que forma parte de la organización
y desarrollémosle, no lo veamos como una carga en nuestra cuenta de resultados
porque su gestión exclusiva a través del miedo, es el comienzo del fin
colectivo. Para ello, compaginemos creatividad y viabilidad, desarrollemos entornos que fomenten la
actitud proactiva y flexible ante la innovación propia y ajena, preparemos
nuestros directivos para trabajar con el talento que gestionan para que
desarrollen y pongan en marcha métodos innovadores.
El objetivo no es solamente
producir novedades, sino construir el sistema que potencie la mejora continua,
es decir, generar novedades que tengan un
impacto importante a nivel de la organización, difundir activamente la
necesidad de exponer nuevas ideas para mejorar y hacer progresar a la persona
en un entorno colectivo, proponer nuevas acciones (técnicas, comerciales,
administrativas...) que contribuyan a mejorar la gestión interna/o del negocio
y generar nuevos enfoques para el proyecto que impliquen cambios en los
objetivos y la estrategia.
Fuente de creatividad
El cerebro humano es la fuente de
la creatividad humana. El cerebro es el centro del sistema nervioso,
convirtiéndolo en un órgano muy complejo y dividido en gran parte por dos
hemisferios. Hay muchas teorías sobre cómo afecta el desarrollo de los
hemisferios al pensamiento de una persona, pero las investigaciones atribuyen
al hemisferio izquierdo como la zona del pensamiento lógico o convergente, analítico,
secuencial, cuantitativo y planificador. Por todo ello, el neurólogo británico
John Hughlings lo describió como el centro de la facultad de expresión. Mientras
que el hemisferio derecho es un hemisferio integrador que pone en marcha el
pensamiento creativo, original, intuitivo, de manera holística y especializado
en emociones y sentimientos.
En 1976, el investigador Ned
Hermann llega más lejos investigando el cerebro como la fuente de la
creatividad, llegando a la conclusión de que el cerebro tiene 4 estructuras
especializadas y conectadas entre ellas, que describen las preferencias del
pensamiento, en base a nuestro comportamiento y a lo que preferimos prestar
atención o no. Aunque éstas pueden cambiar a lo largo de la vida como método de
evolución dinámica.
Aplicación del pensamiento creativo en las decisiones lógicas
empresariales.
El sistema educativo tradicional
no ha favorecido a la creatividad, que ha predominado por el desarrollo del
pensamiento lógico y racional descrito para el hemisferio izquierdo. Pero
cuando nos enfrentamos a un problema o ante una situación susceptible de mejora,
un coeficiente intelectual elevado no es sinónimo de saber pensar bien, si
antes no se desarrolla la capacidad de pensar.
Generalmente, cuando pensamos,
intentamos abarcar todos los aspectos del problema intentando ser rigurosos,
intuitivos, críticos, creativos, cautos y analíticos, todo al mismo tiempo.
Adicionalmente, esto se vuelve mucho más complejo cuando las decisiones deben
ser tomadas en conjunto, porque además debemos sumarle la complejidad de las
diferentes personas y, en mi opinión, éste ha sido el gran obstáculo que muchas
organizaciones no han sabido superar a la hora de poner en marcha modelos
innovadores conjuntos.
Para superar la barrera humana
del pensamiento en las organizaciones Edward de Bono, la autoridad mundial del
pensamiento creativo, propone una metáfora de seis sombreros. La metáfora
pretende ordenar el proceso de pensamiento con cada uno de los seis sombreros
que representan un modo de pensamiento.
Utilizando cada vez un tipo de pensamiento,
somos más poderosos para enfrentarnos al esfuerzo del pensamiento creativo y a
las barreras de hacerlo de manera conjunta, porque todos sintonizan el
pensamiento global, la experiencia y la inteligencia en la misma dirección.
El profesor Edward de Bono
construye su metáfora en una
técnica de seis sombreros para facilitar la resolución o el análisis de
problemas desde distintos puntos de vista o perspectivas, como un marco de
referencia para el pensamiento que incorpora todo el potencial del pensamiento
creativo.
La técnica de los seis sombreros
para pensar es un método
que nos permite pensar de manera más eficaz utilizando seis sombreros de
diferentes colores. Cada uno de ellos representa seis maneras de pensar. Los
sombreros deben ser considerados como direcciones de pensamiento más que como
etiquetas para el pensamiento, es decir, que los sombreros se utilizan de
manera proactiva y no reactivamente fomentando el pensamiento en toda su
amplitud y orientándonos hacia la acción. La técnica puede ser utilizada de
manera individual o grupal. En este último caso, cada uno de los participantes
puede ponerse y quitarse imaginariamente para indicar el tipo de pensamiento
que está utilizando, siempre teniendo en cuenta que la acción de ponerse y
quitarse el sombreo es esencial, los participantes deben utilizar el mismo
sombrero al mismo tiempo. Los seis estilos de pensamiento viene determinados
por:- SOMBRERO BLANCO: con este pensamiento debemos
centrarnos en los datos disponibles. Ver qué información disponemos y
aprender de ella.
- SOMBRERO ROJO: con él observamos los problemas
utilizando la intuición, los sentimientos y las emociones.
- SOMBRERO NEGRO: haciendo uso de este sombrero
pondremos en marcha el pensamiento del juicio y la cautela, poniendo de
manifiesto los aspectos negativos del tema tratado.
- SOMBRERO AMARILLO: con este sombrero pensaremos positivamente,
nos ayudará a ver por qué algo va a funcionar y por qué ofrecerá
beneficios.
- SOMBRERO VERDE: este es el sombrero de la creatividad
y el momento para la generación de ideas y nuevas alternativas.
- SOMBRERO AZUL: es el sombrero del control y la gestión
del proceso del pensamiento. Con él se resume lo que se ha generado
durante el proceso y se llega a las conclusiones.
Artículo publicado en junio de 2013 en el número 27 de la revista ESIC Alumni.